Catálogo de abyectos

27 02 2009

Leo una noticia sobre el libro “Nuestro lado oscuro”, de Elisabeth Roudinesco y, aunque comparto algunas afirmaciones, discrepo profundamente en la elección de algunos personajes. Yo nunca elegiría a Osama Bin Laden en una galería de individuos perversos. Su aureola de asesino de masas es una creación del imperialismo americano, ni más ni menos. Osama estuvo en Afganistán cuando los rusos decidieron que les convenía el país de las cuevas. Derrotados -siempre quedaré sorprendido por el pueblo pathán, una especie de aldea gala como la de Astérix: los imperios nunca han podido doblegarlo- los rusos, se aventuraron los americanos -en connivencia con los españoles y muchos otros más, que aún siguen haciendo el patán sin hache allí- y sólo tienen que leer las noticias para ver lo que ocurre. Pero en un tiempo en que al Che Guevara también se le intenta tachar de perverso, la elección de Roudinesco tampoco me escandaliza.

Lo que no tolero es la comparación con un personaje de ficción (Dorian Grey) creado por el genial Wilde: “No sé si usted se ha fijado”, dice Roudinesco, “pero cada vez que filman a Bin Laden se vuelve más y más feo. El crimen se muestra en los rasgos de la cara. Fíjese en las fotos. No es sólo cuestión de que envejezca. Es un personaje inquietante, diabólico”. Y usted, Roudinesco, es una morfodeterminista absurda e iletrada en materia de ciencia. Aplique esa estupidez a Stalin, o a Hitler, y no le saldrá. Pero aplíquesela a alguien operado de riñón, con graves problemas médicos, como es el caso de Osama, y tendremos potenciales asesinos de masas en cada hospital. Espero que Roudinesco tenga entre sus abyectos escogidos a Báthory, la condesa sangrienta, y me explique por qué la consideraban bella a pesar de lo que, supuestamente, hacía. Debe ser que los crímenes afectan de manera desigual a las caras de los humanos…

Varios de sus personajes también están en mi libro -Gilles de Rais, Sade-, que curiosamente se titula -no sé si lo he dicho alguna vez- “Alicia en el lado oscuro“. Las consideraciones sobre Sade en esta noticia que comento también son un poco aventuradas: dudo que Donatien se horrorizara de nada. Que incluya a Peter Singer en su catálogo de perversos es alucinante, aunque tiene lógica: pensar distinto, contra la corriente dominante, puede ser perverso. Lo que no tiene sostén alguno es la comparación con Foucault al decir que este libro sigue su estela. Si Foucault viviera, estaría intentando entrevistar a Osama, no demonizándolo en un libro. Parece olvidar -no sé si el periodista o la entrevistada- quién era Foucault y lo que hizo con el GIP (grupo de investigación sobre las prisiones). Foucault no apoyaría un libro así, que contribuye a la creación del individuo peligroso en lugar de que se persigan los crímenes en sí mismos. Estoy esperando a leer el libro para ver si en su catálogo de perversos está el tipo que lanzó la bomba atómica sobre Hiroshima, o Alfred Nobel, o un premiado por la fundación de este último, como Henry Kissinger.

“Todos los grandes fiscales, fiscales del alma, que quieren sanear el fondo de nosotros mismos están forzosamente habitados, ellos mismos, por el diablo, hechizados por el mal que ven en los demás”. Esto lo explica mejor Andreï Makine, también residente en Francia, aunque de ascendencia rusa:  “todos aquellos que quieren hacernos felices son siempre criminales”. Habitados por el diablo: ¿no les suena mejor esa frase en un inquisidor o en una fanática religiosa? Creía que Roudinesco era historiadora del psicoanálisis.

El libro de Roudinesco, según esta noticia, sigue más bien la conocidísima tradición judeo-cristiana del Viejo Testamento antes que ningún pensamiento foucaltiano: son perversos todos los que no siguen “nuestra” verdad. La única.

dostoievsky

Si Osama, por feo, es perverso: ¿qué les sugiere este retrato de Dostoievsky hecho por José Luis Cuevas?